martes, 29 de noviembre de 2016

EL DON DE INTELIGENCIA EN EL CORAZÓN DE LA VIRGEN

  HOMILÍA MES DE MARÍA   /   COLEGIO MACKAY   /   AÑO 2016.

Hoy nos detenemos a meditar el segundo don del Espíritu Santo que es la “inteligencia”, el cual nos permite discernir la voluntad de Dios en las decisiones que tomamos en la vida diaria. Este don ilumina nuestra mente para entender lo que se refiere a la vida espiritual, de manera particular  para ser capaces de ver la mano de Dios actuando en medio nuestro. Así lo describe el Evangelio en el encuentro de los dos peregrino s de Emaús con Jesús resucitado en la tarde del día de la Resurrección: “Entonces, les abrió la mente para que entendieran las Escrituras” (San Lucas XXIV, 45).
En la vida cotidiana el don de inteligencia nos permite:

a). Descubrir la presencia de Cristo en su Iglesia: Evitando hacer una separación entre la Iglesia y Jesucristo. El Don de inteligencia nos lleva a decir ¡Si a Cristo, si a su Iglesia!, ajeno al espíritu desacralizado que suele confundir las debilidades de la persona producto del pecado original presentes en cada bautizado con la santidad especifica de la Iglesia, llamada a ser refugio de pecadores no de impecables (que no pueden pecar). Por el don de inteligencia podemos amar a la Iglesia como la Virgen María lo hace, buscando hacer que cada vez haya más bautizados con un apostolado pro activo, con la sintonía de los dogmas y verdades proclamados en el Credo Apostólico,  evitando todo descenso y corrupción de la sana doctrina perenne, viviendo las diversas obras de misericordia por medio de las cuales el mundo reconocerá, como al comienzo de la era cristiana, la verdad de Jesucristo y la Iglesia al decir: “!Mirad cómo se tratan (de bien)!”.

Don de Inteligencia

b) Encontrar a Dios en medio de la adversidad: Para muchas personas, incluso aquellas que gozan del don de la fe bautismal, las pruebas que Dios permite a lo largo de la vida, y el misterio del sufrimiento humano constituyen un obstáculo que en ocasiones resulta casi insalvable,  les hace olvidar que por medio del don de inteligencia,  se descubre que aquel que padece cualquier necesidad,  no es un hombre del que Dios se haya olvidado,  sino que es una persona en la cual Dios ha hablado, tal como lo hizo desde Jesucristo en la  cruz. El don de inteligencia viene a fortalecer nuestra fe en las crisis, en los momentos de angustia e incertidumbre. Si miramos el ejemplo de la Santísima Virgen descubrimos cómo era diligente para responder a los diversos desafíos que Dios le fue planteando, ante los cuales no vaciló en responder con la generosidad a la medida de Dios. Los Santos siempre han sido perseverantes en los momentos de dificultad, porque participaban del don de inteligencia que les permitía “entender” con rapidez lo que Dios les pedía.

 c). Fortalece la fe recibida: A lo largo de la vida nos encontramos con momentos en los cuales no comprendemos nada, por ejemplo,  ante un problema matemático o químico, y luego aprendemos unas formulas y todo se aclara, como la neblina cerrada de la mañana desaparece ante la irrupción del sol, algo similar acontece con el don de inteligencia en nuestra alma: allí donde hay vacilación, inquietud, desconocimiento, todo se descubre y entiende con nitidez. Entonces, el don de inteligencia un una luz que nos concede el Espíritu Santo por medio de la cual podemos “descubrir” las verdades más difíciles y los misterios más insondables relativos a la fe. Santo Tomas de Aquino enseña que este don “debe hacer concebir una idea verdadera y una justa estimación del fin último  de todo lo que con él se relaciona; ya que de otro modo no sería un don del Espíritu Santo”.

d). Ilumina especialmente al maestro que enseña: La misión de comunicar lo que uno sabe no está restringida exclusivamente al que hace de esa misión un trabajo, como el profesor que enseña en un colegio, sino que todo bautizado, debe dar a conocer a Jesucristo y su Iglesia por lo que debe profundizar en sus misterios, para lo cual se hace necesario recibir el don de inteligencia en vistas a lo que se dará a conocer. Así lo hizo nuestra Madre Santísima cuyo consejo de “hacer todo lo que Cristo nos diga” lo repite ahora a  cada uno de nosotros.
Mes de María 2016


El don de inteligencia no es una mayor capacidad intelectual, sino que es una gracia concedida por el Espíritu Santo que nos ayuda a entender las enseñanzas de Cristo, a “comprender” el pensamiento de nuestro Dios y a sintonizar con los designios de salvación a lo largo de nuestra vida: Desde Cristo la historia de hombre es historia de salvación.

En la Santa Biblia leemos diversos versículos donde se enuncia el don de inteligencia. Así, el Apóstol San Pablo, al hablar a los fieles de Corinto, describe los efectos de este don y cómo actúa en nuestra alma: “Lo que nadie vio ni oyó y  ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman. Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu Santo”.

Al momento de prometer la asistencia del Espíritu Santo, nuestro Señor dijo a los apóstoles: “Yo les enviaré el Espíritu Santo y él les dará a entender todo lo que Yo les he enseñado”. La palabra “entendimiento”  (inteligencia) significa “intus legere”, que significa: “leer dentro”. Es decir, entender las realidades como Dios…“en un conocimiento íntimo(Suma Teológica II-II, q.8, art.1).

Pidamos a la Virgen María que por medio del don de inteligencia podamos ver con fe viva la belleza e importancia de la verdad cristiana, de la cual nos sintamos –en todo momento- orgullosos de ser partícipes “del diseño de amor que Él tiene para nosotros” (Papa Francisco, Audiencia General, del 14 de Abril del 2014).

PADRE JAIME HERRERA GONZÁLEZ   /  PÁRROCO DE PUERTO CLARO   /    VALPARAÍSO   /   CHILE


        

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