domingo, 31 de diciembre de 2017

Imágenes Navidad en Puerto Claro 2017












SOBRADAS RAZONES PARA AGRADECER E IMPLORAR

 HOMILÍA MISA AÑO NUEVO 2018  /  PARROQUIA PUERTO CLARO.

Dar gracias a Dios.

Culminando un año civil,  nos reunimos en esta Santa Misa, experimentando con mayor fuerza la agilidad del tiempo que se mueve con tanta rapidez como años van transcurriendo…Mientras más años se cumple, se evidencia aquel antiguo refrán: “un día más, un día menos”.

Para el católico, un año que pasa marca estar un paso más cerca de Dios, sabiendo que lo que se va dejando es pálida figura de lo que Dios nos ha prometido alcanzar en la Bienaventuranza eterna: 

Es un día de particular significación toda vez que el paso del viejo al nuevo año es en día domingo, lo cual lo hacemos celebrando la Santa Misa, que constituye desde la Ultima Cena el centro de la piedad y el norte de nuestro apostolado.

De algún modo, como creyentes aplicamos la enseñanza de San Juan de la Cruz: “Donde no hay amor, por amor,  y sacarás amor”. Según lo cual, todo aquello que tiene de bien, de verdad y de caridad solo proviene de Dios y es reconocible por las almas de quienes le buscan, y le han encontrado. Por esto, nada resulta casual o fortuito, sino que tiene un origen muy preciso en la voluntad de Dios, que al descubrirla nos permite la más plena realización personal y social.

Sin duda, el hecho de celebrar la llegada de un nuevo año en día domingo, nos ayuda a dar gracias a Dios por tantos beneficios concedidos a lo largo de todo este tiempo, los cuales reconocemos que han anticipado nuestras urgencias y colmado tantas necesidades, tanto en el plano espiritual como material, todo lo cual no puede sino conducirnos por el camino de la gratitud.

La gracia que viene de lo alto siempre satisface lo que necesitamos para alcanzar la santidad, en generosidad Dios no se deja vencer, por lo que aunque nuestros oídos se cierren a su palabra, ni nuestros ojos descubran la grandeza y bondad de su amor en la naturaleza, ni nuestras palabras  sean eco de la consecuencia y probidad, el Señor no deja de buscar los medios adecuados para ofrecernos nuevas oportunidades de conversión y cambio de vida, como el Buen Pastor que “busca la oveja descarriada” (San Mateo XVIII, 10-14).


Más aun, Dios muestra su bondad y poder cuando las “ovejas descarriadas” (Ezequiel XXXIV, 16) persisten en el empeño de ir por el carril que avanza lleno de orgullo hacia el despeñadero, lo cual, por cierto,  exuda ejemplos profusamente en la vida actual: La falta de respeto por el don de la vida; la nula percepción de  una vida sobrenatural; el apego ciego de la voluntad a los vicios desdeñando las virtudes; la doble vida que oculta sórdidas intenciones alejadas del Santo Evangelio, han hecho cada una y todas en su conjunto un manto que parece oscurecer la esperanza.

Como creyentes tenemos la convicción que sobre las miserias presentes subsiste la certeza que Dios siempre puede más, y por lo tanto, la gratitud hacia sus beneficios es algo que permanece inalterable, como imagen de su promesa: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”… la cual se cumple en cada instante, si consideramos que hay unos 415.656 sacerdotes (según el último Anuario Pontificio), por lo menos, hay cinco misas por cada segundo y, cada una de las cuales,  tiene para el Cielo un valor infinito…La gratitud hacia Dios la hacemos desde Dios mismo que se ofrece como víctima por cada uno de nosotros en cada Misa en la cual se revive el misterio del Calvario.

Por eso colocó en las manos y corazón de su Iglesia la Santa Eucaristía, prefigurada tantas veces a lo largo de la Escritura Santa, como el misterio de los misterios, del cual sus mejores hijos han experimentado en toda circunstancia lo dicho por Jesús: “Aquel que come de este pan tiene vida eterna” (San Juan VI, 51).

Al mirar la vida de los Santos descubrimos con cuánta devoción participaban de cada Santa Misa, anhelando poder estar, aunque fuese un solo instante ante Jesús Sacramentado, realidad que en la vida de los mártires de la Iglesia sin duda se acrecentaba. El Cardenal Francois-Xavier Nguyen Van Thuan mientras estuvo trece años en la cárcel,  en sus manos colocaba unas gotas de vino y un poco de pan, diciendo de memoria las oraciones de la Santa Misa.


                             Cardenal de Vietman: Francois Xavier Nguyen Van Thuan (1928 - 2002)

Sus palabras y actuar como la de todo buen obispo católico,  necesariamente debían oponerse a los criterios de una ideología materialista y atea, más aún si la Iglesia le recordaba a aquellos que esa doctrina era “intrínsecamente perversa” y que lo que todo aquello  que “no responde a la verdad y a la norma moral no tiene objetivamente ningún derecho a la existencia, ni a la propaganda, ni a la acción” (Papa Pío XII).

El Primado de Hungría, Cardenal Joseph Mindszenty quien se opuso tenazmente a entregar los colegios de la Iglesia a manos de un estado ateo, fue condenado a pasar largos quince años privado de liberad diciendo la Misa en su lugar de reclusión. La Hostia Santa en sus manos y alma le confirió nuevas fuerzas para oponerse  a la mentira predicando íntegramente la verdad de Jesús ante quienes si antes quitaban las iglesias a los fieles ahora, por medio del progresismo liberacionista imperante,   les quitan los fieles a la Iglesia.

A lo largo de su vida recibió la gracia de percibir el don de la fe como una misión por la cual tenía la certeza que valía la pena dedicar cualquier esfuerzo y a sus hermanos obispos su actuar les enseñó que era mejor quedar mal ante el mundo por decir una verdad que perder la confianza de sus fieles por mantener a flote una mentira.

Prefirió ir a la cárcel antes que mentir para ser liberado: “Me volvieron a la celda, llena de humo y sin ventilación. Completamente agotado, me tendí en el diván y me volví hacia la pared. Reparé entonces en un pequeño vaso con vino que estaba en el suelo. Pensé que en aquel lugar de crueldad y horror había todavía una persona capaz de pensar en el consuelo que representaba para un sacerdote celebrar la Santa Misa en semejante situación. Del pan que me dieron para el desayuno, partí un pequeño pedazo y lo guardé. Cuando los guardianes me dejaron un momento solo, vertí la mitad del vino en mi vaso de agua, pronuncié  sobre el pan y el vino la fórmula de consagración y comulgué. Me fue posible celebrar en dos ocasiones la Santa Misa” (Memorias, Cardenal Josep Mindszenty, página 113).

                                  
    
Pedir perdón por los pecados.

Frente a la grandeza del amor de Dios imploramos en este día perdón por los pecados cometidos por cada uno y por el mundo entero. El acto de marginar a Dios pasa por pretender hacer ineficaz y sin sentido el misterio de la redención, a la vez de alzar “estandartes ciudadanos” en los cuales no tenga cabida el Señor ni su Iglesia puesto que“creen que la justicia social resuelve todos los problemas, y no se dan cuenta que es insuficiente. Sin amor no pasa de ser una nueva opresión. No habrá justicia social sin amor” (Santa Teresa de Calcuta).

Sin la gracia del cielo toda fuerza del hombre resulta finalmente ineficaz, pretender cambiar el mundo sin la gracia resulta tan absurdo como hacer un castillo de humo. No lo olvidemos: “En vano se cansan los albañiles si el Señor no construye la casa” (Salmo CXXVI, 1).

Más, reiteradamente nos empecinamos en dejar a Dios de lado, en pasar a llevar sus preceptos y en borrar aquella “imagen y semejanza” que imprimió en cada alma cuando creo al hombre y la mujer. Sin duda nuestro pecado ensucia el rostro de Dios que se refleja en cada bautizado.

Por eso este día es ocasión propicia para pedir perdón, que si de algo podemos perdonar a otros de mucho más quiere el Señor perdonar a cada uno. Saber pedir perdón, en el momento oportuno es una gracia necesaria y escasa en nuestro tiempo. ! Cuánto alegra a Jesús, recién nacido,  una buena confesión sacramental en estos días! Sin duda el mejor regalo, que a sus pies podemos colocar es un corazón arrepentido (Salmo LI, 17).

SACERDOTE JAIME HERRERA VALPARAÍSO CHILE
                                                          

Alabar a Dios.

El Salmo XXI nos recuerda  “alabar a Dios” (v.13). En la Escritura Santa se repite 506 veces esta invitación, un tercio de las cuales está en los Salmos. Por esto diremos que la Santa Biblia es un libro de alabanzas a nuestro Dios pues, habituados a reducir nuestras oraciones a las peticiones, se hace necesario enriquecerla con la alabanza, la cual se reviste en nuestra alma de gratitud, confesión y elogio.

Múltiples son las razones que tenemos para alabar a Dios. El primer mandamiento nos exhorta a “amar a Dios sobre todas las cosas” (Deuteronomio VI, 5). Por ser El principio y fundamento de todo, entonces nada debe anteponerse a muestra alabanza.

Como creyentes debemos ver la mano de Dios en todo lo que nos pasa, pues nada escapa a los designios del Cielo, aun en aquellos momentos que nos experimentemos sufrimiento, dolor e incertidumbre.

Descubrir que Dios nos habla (actúa) en todo, indudablemente nos permite vivir en la seguridad que entrega aquella cadena interrumpida que une firmemente un extremo a otro…

Nada nos separa del amor de Dios (Romanos VIII, 35-39): ¡En el amor de Dios no hay eslabones sueltos! En el amor de Dios “no hay detalles” (Santo Tomas De Aquino, S.th. I, 22.2), púes Él, tanto en  lo “macro” como  en lo “micro” vela por nosotros siempre, por lo cual, realmente en una actitud como la de niños confiados nos podemos tomar de su mano divina y vivir el camino de una verdadera infancia espiritual.

 OBISPADO DE VALPARAÍSO  PADRE JAIME HERRERA

Implorar a Dios.

Propiciar sus bendiciones es inclinar la balanza de su misericordia a nuestro favor, para lo cual la Santa Misa coloca “el peso” necesario con el cual se aplacan nuestras faltas y las cometidas por el mundo entero. Una gota de su sangre derramada y una parte de cuerpo lacerado tenía la fuerza infinita de ser más que el pecado cometido por todos en todo tiempo.

Pedimos en este Año que iniciamos por la próxima visita del Romano Pontífice que hará a nuestra Patria. Sin duda, alzado como el Sucesor número 266 de San Pedro, se hace necesario acrecentar el espíritu de oración por cada una de sus intenciones en medio de una cultura crecientemente paganizada.

El actual Pontífice visitará nuestra Patria en un par de semanas,  encontrando el cariño de muchos fieles, en una jornada que estará llena de desafíos a causa de los múltiples cuestionamientos surgidos fuera y dentro de nuestra Iglesia. Los creyentes tendremos oportunidad de expresar la fe en nuestros parques y avenidas, luego de muchos años de transcurrida la recordada visita de San Juan Pablo II.


Pediremos a Dios en este día por las nuevas autoridades que asumirán sus respectivos cargos a partir del próximo mes de marzo. Sin duda, la tarea es ardua porque se requiere del esfuerzo de crear riqueza para evitar el simplismo de repartir pobrezas, a la vez que es urgente procurar  evitar nuevas irregularidades como las que hemos constatado los últimos años, y que han sido no sólo una vergüenza sino que han impedido que muchas familias tuviesen lo necesario.

En el contexto de nuestro continente hemos sido testigos en nuestra Patria de un proceso eleccionario que se avizoraba con fuerte crispación culminó con un desayuno entre las autoridades electas y los adversarios que fueron derrotados, lo cual,  sin duda lo hemos venido viendo los últimos treinta años gracias a un marco institucional y constitucional que aunque perfectible ha resultado adecuado para garantizar cada elección, para morigerar el ejercicio del poder, y  para salvaguardar la alternancia del mismo sin llegar a recurrir a innecesarios desencuentros y eventuales violencias, como es el que se constata en tantas otras naciones de América.

De modo especial al terminar un año y recibir otro que los buenos recuerdos de lo que dejamos no superen los ideales y proyectos de bien y santidad que deseamos cumplir a lo largo del tiempo que se avecina, por eso la compañía de tantos familiares en nuestros hogares en este día, es una valiosa oportunidad para estrechar lazos y voltear páginas de distanciamientos, encomendado el Año Nuevo a la maternal protección de la Santísima Virgen María, siempre atenta a nuestras necesidades. ¡Que Viva Cristo Rey!

    


domingo, 24 de diciembre de 2017

HOMILÍA SANTA MISA DE NOCHEBUENA / 24 DICIEMBRE 2017.

 “OMNE VERUM  A QUOCUMQUE DICATUR, A SPIRITU SANCTO EST”.

Parroquia Nuestra Señora de Puerto Claro

A horas de entrar en el Portal de Belén, quiero recordar un pequeño chiste que contó un amigo a miembros de la curia hace un tiempo durante una visita que hizo a la Santa Sede. Dos hijos de Israel, de nombre Efraín y Asael después de una vida de gran esfuerzo, luego de terminada la Segunda Guerra Mundial lograron viajar a conocer Europa, y entre los lugares visitados estaba El Vaticano. A la entrada del templo, Asael que era agricultor le dice, con ojos vidriosos y lleno de emoción  a Efraím: mira aquí está la papa…por fin hemos descubierto…aquí está la papa!  Efraín que era un gran profesor de universidad le dice en tono académico: “Efraín no se dice la papa, sino el Papa”. A lo cual su amigo insiste: ¡Aquí está la papa! Entre toda la muchedumbre, de gente que iba y venía, su amigo le dijo: “¿Por qué dices que está aquí si yo no lo veo?”...A lo que Efraín  responde: “Mira si estos comenzaron con un establo y después de dos mil años están aquí, aquí está la papa”.

Y debemos decir que así es: “aquí está la papa”, lo que para nosotros es una verdad evidente, una verdad incuestionable que se tiene como un don de Dios que es preciso implorar con insistencia.

Por ello, un creyente lejos de dejarse avasallar por la falta de amor a la verdad  en la vida actual, asume con valentía y convicción la misión encomendada por el Señor al momento de subir a los Cielos en el día de la Ascención: “Id al mundo entero…enseñando todo lo que yo les he enseñado” (San Marcos XVI, 15).

Los primeros misioneros que fueron los apóstoles recorrieron diversos lugares. No tuvieron la oportunidad de acudir a acabadas academias ni recibir grados  ni posgrados ni doctorados. A diferencia del primer mundo actual, sólo hablaban –quizás- una lengua, y no tuvieron clases de gramática para hilvanar sus escritos ni de lógica para argumentar ordenadamente, ni de estadística para programaciones y evaluaciones, ni de cálculo para poder llegar a fin de mes…Peso a todo, contra toda previsión humana se cumplió la promesa hecha por el Arcángel Gabriel a la Virgen el día de la Anunciación: “Para Dios nada es imposible”, por lo que todo es posible para aquel que se confía en Dios y sigue a Cristo: “El Camino, la verdad y la Vida” (San Juan XIV, 4).

Y recorrieron “mundos desconocidos” y culturas en las cuales el poder, el conocimiento, y el progreso eran profusamente idolatrados, con lo cual,  por medio de su testimonio de vida de creyentes convencidos fueron capaces de ser convincentes y doblegar la fuerza de un imperio entero donde el sol no parecía ponerse; a la vez que supieron hacer resonar su voz insertos en culturas donde la sabiduría hinchaba insospechadamente el alma de orgullo,  la soberbia del progresismo de alzar una sociedad sin Dios se rendía ante la evidencia de una vida donde se repetía en palabras y acciones la invitación hecha: “te basta mi gracia” (2 Corintios XII, 9).

Y fueron por todos los rumbos, encontrando respuestas generosas, suspicacias y dudas, desconfianzas y persecuciones, animosidad e incomprensión, lo cual no amaino su espíritu de ir tras la oveja perdida, tras aquellos que permanecían sumergidos por décadas en fantasías que prometían un nuevo mundo,  lo cual,  inevitablemente,   entrañaba un alma envejecida donde los recuerdos de épocas mejores superaba a los sueños de construir un mundo para Jesucristo.

Nada detuvo ese ímpetu. La fe se mostró en sus obras hasta el punto que los vecinos decían: “Miren cómo se tratan” (Hechos de los Apóstoles II, 47). Una fe virtuosamente contagiada y contagiosa que se expandió por el mundo entero entregando una nueva manera de vivir.

En caridad: Con perdón, generosidad e iniciativa, una lógica que desde el Sermón de las Bienaventuranzas suena a unos que es “locura” y a otros que es  “simple necedad (1 Corintios I, 18).

El mundo no puede comprender desde su “lógica” cómo Dios actúa porque no mira desde la fe, entonces esta cultura está llena de resentimientos, de venganzas, de individualismos que descartan de su entorno vital a los más necesitados, no sólo en el plano material sino en plano espiritual, moral y virtuoso. ¿Cómo encontrarán a Dios si nadie les habla? ¿Cómo dignificar a aquel que se subvalora ante el abajismo cultural que impera a su alrededor?

Recientemente el mundo ha dado primeras portadas a la desnutrición de un oso polar que infructuosamente buscaba alimento, pero ese mismo mundo progresista que rasga vestiduras por tales dramas de la fauna animal permanece indemne frente a las tragedias de la vida espiritual, relativizando lo que de suyo es eterno y esencial.

Impone con ello una verdadera dictadura que no ve más allá de sus narices, y no va más allá de lo que sus pasos le permiten dar, olvidando que “el hombre fue creado para: buscar a Dios, para encontrar a Dios y para vivir en  Dios” (San Alberto Hurtado).

La caridad brilla en esta Noche Buena porque Dios, que es amor ha nacido en medio nuestro, dando cumplimiento definitivo a las promesas hechas desde la antigüedad. ¡De una vez para siempre habló por medio de Él al mundo! Y esa voz es la que debemos descifrar para que el mundo entero pueda  reconocer a su Dios presente desde hace más de dos mil años.

Sin duda, la vivencia de la caridad hace presente el aroma del Cielo, y predispone buenamente a los creyentes a una mayor perfección y a quienes están llamados a creer les abre la oportunidad de un cuestionamiento en torno a sus humanas seguridades, poderes y placeres. Surge la interrogante desde la Buena Noticia que nos ha nacido: “¿De qué le sirve al mundo ganar el mundo entero si pierde su alma?” (San Mateo XVI, 26).

La indigencia y fragilidad de un recién nacido hoy es capaz de cuestionar los poderes del mundo, y de cautivar la sabiduría de pastores y reyes, cercanos y lejanos, de nuestro hogar y fuera de él. El universo, expectante de su venida, ahora canta de gozo ante su presencia pues “una gran alegría nos ha nacido”.

La caridad verdadera es contagiosa, visible, procura actuar no para ser reconocida sino para hacer partícipe de la bendición de Dios que,  como brisa que sobreviene, lo impregna todo suavemente, no irrumpiendo con la estridencia  del orgullo ni con la sagacidad de aquel que oculta segundas intenciones en velada mentira. Es que al demonio siempre le gusta o el ambiente del ruido y o el del ocultismo, que es enemigo de puertas abiertas.

¡Abramos las puertas del corazón al Redentor del Mundo! Exhortaba en su Misa inaugural el recordado Papa Juan Pablo II. ¡No teman, abran las puertas!


En verdad: Con certezas, con doctrina segura y común enseñada por los apóstoles y sus legítimos sucesores, y firmeza en la humilde exposición, de toda verdad cuya fuerza, finalmente radica en que… es verdad.

El mundo de hoy se coloca nervioso ante el tema de la verdad. En muchos aspectos podemos decir que estamos frente al intento de la eliminación de la verdad por medio de la predicación del relativismo. Resulta curioso que la única verdad inmutable para algunos es que la verdad no existe.

Uno de los signos evidentes de una desacralización, nacida “puertas adentro” y fomentada “puertas afuera”, es la denominada “cultura del feísmo”, en la cual,  se mezclan lo grotesco, lo violento, y lo impuro. Lejos de cualquier mayor análisis, podemos afirmar que debemos estar entre las naciones donde el leguaje está cruzado por el uso frecuente del garabato; a pesar de lo mucho que se ha tratado del bulling y de la frecuente condena a los abusos de menores, este año aumentó en Chile el 20% el número de niños maltratados por sus pares;  el fomento de un ambiente sexista y libertino cuya condena suele ser motejada por la prensa liberal de “cartucha”, ha ocasionado el mayor fracaso de una política pública de salud al prescindir del compromiso fiel y exclusivo, del espíritu de sacrificio, del fortalecimiento de la voluntad, de la virtud de la castidad y pureza, todo lo cual,  marca el camino para frenar una pandemia que ha crecido un 34% este año siendo el país con mayor aumento en toda América, y cuyas consecuencias, por ejemplo,  económicas,  son realmente desastrosas. ¡Qué decir a nivel espiritual, social y moral!

El abajismo impuesto por la ideología progresista disemina el feísmo y mutila de verdadera creatividad cegando los ojos del cuerpo y del alma hacia aquella capacidad de descubrir “la belleza que es el esplendor de la verdad” (Santo Tomás de Aquino). Un alma ensimismada no es capaz de abrirse hacia lo que trae la paz, el bien, la verdad, la belleza y por cierto,  será monotemática, será un arte de blancos y negros.

En esperanza: Con la confianza que Dios no camina para atrás en sus decisiones, esperamos a Aquel que siempre cumple…lo que dice lo hace. ¡Qué diferente suele ser nuestro obrar!

Si algo caracteriza la esencia de una vida “al modo católico” es que vive en esperanza porque sabe que las promesas de Dios se cumplen, porque sabe que el bien es difusivo y por tanto, el Reino de Cristo ya iniciado no puede sino llegar a su plenitud en el tiempo establecido por el mismo Dios, por lo que realmente vivimos expectantes por los tiempos no sólo mejores sino plenos que vendrán.

Es una esperanza que va más allá de los buenos propósitos, de las buenas intenciones y de los simples entusiasmos. ¿La razón? Porque Cristo es la esperanza, que: “vino” (Belén),  “viene” (Eucaristía),  y “vendrá” (Parusía).


Hermanos: Los tiempos que vivimos son desafiantes para la fe. Y un católico nunca se deja avasallar por la oscuridad de una noche puesto que,   sabe que sobreviene pronto una alborada, un nuevo amanecer, para lo cual debe estar preparado en todo momento.
La esperanza invita a vivir la fe,  con convicción, en certeza, invitando a quienes están a nuestro alrededor por medio de un apostolado proactivo, que busque con afán la conversión de un mundo “cara a Dios”, subiendo que, en ocasiones,  “quien dice verdades pierde amistades” (Santo Tomás de Aquino), lo cual incluye el precio de la ingratitud, del menosprecio, de la exclusión, y en más de una oportunidad, el camino del martirio ofrecido y asumido.

A los pies de Jesús, recién nacido, una vez más estamos contemplando sobrecogidos el día que el Cielo bajó a la tierra y la tierra subió al Cielo…asumiendo que la verdad del amor es el amor a aquella verdad que nos colma de una sólida esperanza, aun cuando en esta Noche Santa un miembro de nuestra familia, o una amistad cercana ya mire el rostro de Cristo desde lo alto del Cielo; o alguno lo haga desde su lecho de enfermo acompañado por el silencio de tanto sufrimiento e incertidumbre; o se encuentre recluido a causa del exceso de una violencia, un vicio o un mal hábito adquirido  que la ley exige reparar; o quizás, de quien como el hijo pródigo se fue a un lugar lejano, y aun tarda en regresar al hogar.

La señal que Dios nos da esta Noche, es la misma que descubrieron los humildes pastores de Belén y los sabios provenientes del Oriente: “Verán un Niño envuelto en pañales” (San Lucas II, 11). Ellos vieron y creyeron, este es el mismo itinerario que nos  invita a seguir el Señor en este día, con la certeza que no somos mendigos de esperanzas, no somos mendigos de verdades, no somos mendigos de amores, porque hoy nos ha sido dado por medio de una Virgen Madre.  “El Mesías, el Señor”. ¡Que Viva Cristo Rey!


viernes, 15 de diciembre de 2017

DONDE QUIERA QUE ELLA ESTUVIERA SE ENCONTRABA EL PARAÍSO

MATRIMONIO  /  PARROQUIA ÁNGELES CUSTODIOS  /  DICIEMBRE 2017

En el atardecer del día de la Inmaculada Concepción, en medio de la celebración de la Santa Misa, con gran alegría y una fe engalanada de esperanza, nos hemos reunido para participar del santo matrimonio, de Ignacio y María Paz, quienes han acogido la llamada del Señor en vistas a constituir una nueva familia, sobre la sólida base que da la presencia del Señor por medio de su gracia.
MISA EN LO VASQUEZ 2017

En efecto, son ustedes,  queridos novios, quienes de modo libre y consiente en unos momentos más, manifestarán públicamente la mutua aceptación para vivir el resto de los días que Dios les conceda no sólo bajo un mismo techo sino que siendo participes de un mismo pensar, un mismo sentir, y una misma fe, lo cual, nos hace descubrir esta unión como exclusiva e indivisa: En Dios, con todo, para toda la vida juntos.

¡Sin duda un proyecto de vida desafiante, en medio de un mundo que se alza como si Dios no existiera! Por tanto, se requiere de un alto grado de docilidad a los designios de Dios, una “determinada determinación” (Teresa de Ávila) para oponerse a los antivalores del mundo, aprendido -en parte- por el novio en su adolescencia y juventud bajo el lema institucional de su Colegio: “Vincit qui ci vincit”. Por la sola voluntad no se alcanza la santidad, pero sin ella, tampoco. Por esto, ambos se esforzarán como uno solo (que son)  para dar cumplimiento a lo que Dios les pida de ahora en adelante.

En este templo, en más de una ocasión habrán resonado las palabras de San Alberto Hurtado Cruchaga, cuando le hablaba a los jóvenes seminaristas del entonces Pontificio Seminario de los Santos Ángeles Custodios, o cuando quizás bendijo algún matrimonio como el vuestro -lo es- en este hermoso día. En medio de uno de ellos, les dijo a los novios: “Que su nuevo hogar en estos tiempos de disolución de la familia, de tanta corrupción familiar, sea un ejemplo, tanto más visible, cuanto mas destacada es la situación vuestra. Que su hogar refleje la austeridad de los antiguos hogares chilenos  que hicieron la grandeza de nuestra Patria”.

SACERDOTE JAIME HERRERA
DIÓCESIS VALPARAÍSO CHILE
Sin duda,  la simpleza y la virtud de la austeridad resultan un imperativo en medio de la cultura del exitismo, donde el tener tantas veces suplanta al ser, como consecuencia de un mundo donde la materia pisotea el espíritu, y la vida interior pareciera no tener lugar en las preocupaciones  de nuestra vida cotidiana.

Vuestro matrimonio lo celebran en una época muy especial del año, lo hacen en medio de la primavera donde observamos cómo los arboles crecen en directa relación hacia el sol. Responde a su naturaleza ser buscadores de luz y agua; eso explica su forma o deformidad…de modo similar, desde que hemos nacido, se ha ido desplegando en cada uno, una tendencia hacia la complementariedad, hasta el punto, que la persona humana puede ser comprendida por su carácter relacional.

La fuerza individualismo que impera en nuestra sociedad de suyo  es antinatural, porque lo propio de la persona es darse a conocer….El ser es una creatura esencialmente manifestativa.

El actual catecismo enseña muy sintéticamente la definición de lo que es el hombre: “Dei Capax”…Un ser con capacidad de Dios, de amar a Dios y de ser amados por Dios. Es nuestra relación con Dios, nuestra  religiosidad lo que finalmente confiere entidad a todas nuestras acciones y palabras

Ambos han experimentado a lo largo de vuestra vida esta doble llamada que Dios les ha hecho: A estar en comunión con El por medio de una vida verdaderamente cristiana, por lo cual,  un día fueron bautizados, recibieron la confesión sacramental y,  la primera comunión; junto a lo cual, han descubierto  la riqueza de la vida junto a los demás: en la familia, en el colegio, en la universidad y en el mundo del trabajo.
PADRE JAIME HERRERA GONZÁLEZ


Por estas dos razones, descubrieron un día la necesidad de asumir el compromiso definitivo de donarse mutuamente asumiendo que este camino es el que les conduce a la verdadera santidad, aquella que fue descrita por el Señor: “Sed perfectos como mi Padre de los cielos es perfecto” (San Mateo V, 48).

Sin adornos, sin terminologías ambiguas, debemos decirlo con claridad: ¡Si se casan, se casan para ser santos!.  Esa es la esencia de la vida matrimonial, que tiene como consecuencia: que procurarán ser felices, que vivirán perpetuamente unidos, que expresarán el amor con la generosidad, Dios mediante,  de una numerosa descendencia, que compartirán múltiples virtudes y sobrellevaran eventuales defectos. ¡Una vida juntos! ¡Una vida para ayudarse a ser santos!

Así se lo dijo San Alberto Hurtado, cuando recordaba la oración de un novio: “Permíteme compartir la vida con la que amo,  para ser mejor junto a ella, y que ella sea mejor junto a mí”.

Queridos novios, han sido convocados en este día para ser partícipes del proyecto de vida que Dios les confió, el cual es tan sublime, que estuvo reservado sólo para ser manifestado al momento en que el Señor Dios habló de sí mismo, de su vida íntima trinitaria. Así, cuando forma al hombre y la mujer los hace “muy parecidos a Él”, utilizando el autor sagrado el recurso literario de un plural mayestático: “Hagamos” y “a nuestra”, lo cual es una evidente expresión de la persona del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS 2017

Y los creó iguales en dignidad, y  complementarios en dones y naturaleza, de tal manera que el crecimiento de uno va de la mano, de la mente, del corazón,  con el otro, por ello es fundamental entender que el camino de la perfección y de la felicidad ya tiene un rostro, una voz, y una mirada. Y ello es definitivo, por esto importa elegir con los criterios del Evangelio ajenos a los del mundo que son…cáscara…condiciones…clausulas…tiempo.

Por ello, vuestro matrimonio ha de fundarse sobre roca, es decir, sobre la persona de Cristo tal como lo hicieron aquellos novios en Caná de Galilea, los cuales invitaron a Jesús al inicio de su vida como esposos, la cual se vio no solo enriquecida sino hasta posibilitada gracias a la intervención del Señor en aquel primer milagro a solicitud de su madre la Virgen María.

Hoy, igualmente el Señor Jesús se hace presente, en su Palabra y en su presencia eucarística, con el fin de acompañarlos desde el inicio de esta aventura de amor, en la cual Cristo caminará con vosotros permanentemente. Reiterando la senda trazada por nuestro Santo chileno diremos: “Que vuestro nuevo hogar sea un hogar modelo de hogares cristianos donde el cuadro del Sagrado Corazón que lo presidirá, no sea un símbolo desprovisto de realidad, sino el programa que se realiza  cada día en la vida íntima, un hogar fundado en el amor a Dios, a su Ley, sobre todas las cosas y al prójimo como Cristo lo amó” (San Alberto Hurtado).

Hasta ahora hemos esbozado hacia donde van, el norte de vuestra matrimonio, ahora nos detendremos en el camino, en las etapas, en los medios necesarios para  para llegar a buen puerto como esposos. Para ello, recuerdo la frase dicha por el famoso escritor Mark Twain  al referirse a su amada esposa: “Donde quiera que ella estuviera, allí se hallaba el paraíso”. Ciertamente,  sólo un enamorado pudo decir algo así.
 MATRIMONIO CATÓLICO CHILE


Muchos en nuestra juventud leímos sus libros, o vimos alguna película de los mismos: “Príncipe y Mendigo”; “Las aventuras de Tom Sawyer”. Bueno, hay un libro muy simpático que tituló “El diario de Adán y Eva”…Allí Adán escribe: “Esta nueva creatura se entromete bastante. Siempre está merodeando y me sigue por todas partes. Esto no me gusta; me estoy habituando a la compañía. Preferiría que se quedara con los otros animales. Hoy esta nublado, hay viento Este; creo que tendremos lluvia… ¿Tendremos? ¿Nosotros? ¿De dónde saqué esta palabra?...ahora lo recuerdo la usa la nueva criatura.  Pero,  Eva también escribe: “Toda la semana lo seguí y trate de entablar relación con él. Yo soy la que tuvo que hablar, porque él es tímido, pero no  me importa. Parecía complacido de tenerme alrededor”.

En ocho líneas se describe como el hombre sorprendido ante la presencia de la mujer se alegra y descubre  que toda su vida estará marcada por el “nosotros”, con lo cual,  ya no hay un proyecto de vida solitario, sino  en común, donde las decisiones propias de la vida conyugal, de toda índole, se conversen y se asumen bajo un mismo pensar y en un mismo sentir. Jesús lo dijo claramente: “ya no son dos sino uno solo” (San Mateo XIX, 6), por lo que así han de esforzarse en llevar la vida familiar.

El “Yo quiero, yo puedo, yo tengo, yo voy”, dará paso a: “queremos, podemos tenemos e iremos”.

Dice el escritor respecto “de aquella creatura que siempre está merodeando y me sigue por todas partes”: En la actualidad se da frecuentemente la tentación que los solteros vivan como casados y los casados vivan como solteros. Aprendan a confiar mutuamente y verán cómo para quienes aman de verdad no requieren de alzar banderas independentistas, pues el ser amado no es rival de la libertad sino su garante, y buscará siempre la felicidad y santidad del corazón en quien se realiza y desea pasar el resto de los días que Dios les conceda.

Que la Virgen María, en cuya solemnidad han querido contraer santo matrimonio les bendiga en esta tarde, y les conceda una familia creyente bajo su manto protector de madre, maestra y reina. ¡Que Viva Cristo Rey!